Reflexiones sobre la fiesta de San Juan

Fiesta de San Juan
“Buscando voy con amor
la luz en mi corazón
que de fuerzas a mi vida
y me llena de alegría.
La llevo siempre conmigo
por oscuros caminos
la entrego de corazón
al que busca con amor”
Esta es una época del año, en que la luz del sol se encuentra alejada de la tierra y la oscuridad y frío se hacen sentir.
En el interior de la tierra, debajo de la escarcha, las fuerzas elementales de la naturaleza se hallan retraídas, pero activas en el interior de la misma con la que se unen, esperando al siguiente llamado de la luz y calor exterior.
Estos procesos naturales e imágenes reflejan procesos por los que también transitamos los seres humanos, acompañando y viviendo el ciclo de la tierra, y también en momentos de nuestra vida diaria.
Así como las plantas en verano absorben la luz solar y la transforman en coronas en flor, que hacen de templo a una semilla; semilla que es luz concentrada, que es información cósmica en comunión con la tierra; así a finales del verano estas semillas caen, dejando un legado. Luego el otoño las adentra en la tierra y el invierno las contiene. Entonces, la luz llega al interior de la tierra y allí se nutre de ella.
La luz se transforma en germen y las semillas duermen esperando la primavera, la nueva vida. Este dormir, es un dormir hacia afuera, pero es conciencia cósmica, activa hacia adentro. Lo mismo sucede en el ser humano como ser espiritual, que lleva en sí los gérmenes para lo nuevo, tiene en sí los impulsos espirituales necesarios para su vida.
Los seres humanos poseemos pensamientos luminosos que nos alumbran y orientan, que nos conducen a los sucesivos nuevos aprendizajes, en un ciclo de muerte y resurrección permanente. Proceso que debemos llevar con mucha conciencia para nuestra autoeducación.
Entonces esta fiesta es una invitación a recrear y vivenciar imágenes de la búsqueda de la oscuridad y de la luz, y del amoroso y consciente encuentro con otros.
