Cuento para 3er. año

Con diversos materiales y mucha imaginación creamos los árboles mágicos del “Bosque de mil colores”. 

LA NIEBLA AZUL

Erase una vez un hermoso, frondoso y seguro bosque de mil colores que reunía a los
seres de las distintas direcciones. Ese bosque quedaba justo a mitad de camino y a igual
distancia de cada uno de los lugares en los que vivían los personajes de esta historia, los
cuales cada día debían cruzar por allí para seguir a los otros sitios donde desempeñaban
distintas tareas.
Esos lugares eran: la gran montaña, el claro río, las cálidas cuevas y el lugar de los
árboles guardianes. Por las características propias de estos lugares, nuestros
protagonistas eran muy distintos entre sí y hasta aquello que despertaba simpatías en
algunos, resultaba antipático para otros, pero algo sucedía al llegar al bosque de mil
colores, todos lograban convivir alegres y felices.
Los más pequeños eran quienes disfrutaban más en este bosque especial, pues eran los
que contaban aún con más tiempo para explorar y aprender los tesoros escondidos en
este mágico y especial lugar. Eso sucedió casi siempre, hasta que un día, estando todos
disfrutando y jugando entre los distintos colores, comenzó a descender desde las nubes
una extraña niebla azul, que hizo que el bosque ya no pudiera verse igual, incluso entre
ellos, ya no podían casi verse. Los mayores concurrieron al bosque inmediatamente al ser
avisados de la situación, todo era muy extraño pues nunca habían visto un fenómeno
similar, por lo que decidieron tomar a los más pequeños y regresar a sus lugares de
origen.
Pasó el tiempo y el bosque en el que vivían los mil colores, algunos conocidos y otros
inimaginados, se tiño de azul y nadie sabía como hacer para que todo volviera a ser como
antes, pues mientras durara este extraño fenómeno nadie se atrevía a cruzar por allí y por
lo tanto tampoco podían llegar a los otros lugares donde realizaban sus distintas tareas.
Mientras tanto, en las distintas direcciones comenzaron a ocurrir cosas muy novedosas…
los seres de la montaña aprendieron nuevas formas de escalarlas, recorrerlas con sus
caballos y nuevos idiomas desarrollaron.
En el río construyeron nuevas balsas que les permitían jugar con las pequeñas olas que el
viento formaba, descubrieron las maravillas que se escondían bajo el manto de agua y
cocinaron nuevos y deliciosos manjares con el alimento que recibían de sus aguas.
En las cálidas cuevas contaron ahora con el tiempo suficiente para desarrollar nuevos
tejidos que los abrigarían en los largos inviernos, así como también bordar, cuidar
pequeños animalitos y escribir recetas de las deliciosas comidas que cocinaban cada día.
Los seres de los árboles guardianes exploraron y desarrollaron nuevas formas de jugar
trepados de las ramas, colgándose entre largas telas y sobre cómo sembrar las semillas
que su espacio de tierra les iba regalando.
Todos parecían disfrutar de este nuevo tiempo, aunque aveces en sus pensamientos
llegaba el recuerdo del bosque multicolor y la repentina neblina azul. Así fue que un día,
Riki uno de los más pequeños habitantes de las montañas, despertó con miedo ¿qué
pasaba si la neblina azul llegaba hasta allí? Y qué sucedería con los más grandes que
aún tenían que salir? Así sucedió al igual y mismo tiempo con Maia en las cálidas cuevas,
Luan en los claros ríos y Sasha en los árboles, todos despertaron con el mismo temor,
que los acompañó durante días…
Hasta que una noche mientras dormían, una anciana y dulce voz les habló: sé como
ayudarlos, no hay nada que temer, encuentrenme bajo el claro de luna esta noche y les
guiaré hasta mi con la ayuda de mi gran amiga la lechuza blanca.

Así al llegar la noche, cada uno desde su lugar se colocó bajo el primer rayo de luna. El
primero en ver a la blanca lechuza fue Riki, que se dejó guiar por ella hasta toparse con
Maia, con quien había compartido antes muy poquito tiempo pero su corazón se alegró de
volver a verla, así siguieron hasta encontrarse todos y fueron guiados hasta llegar a una
gran cueva donde podía vislumbrarse en su interior una suave luz. Allí volvieron a sentir
todos la noble voz y sin dudarlo se adentraron en la cueva, gran sorpresa sintieron al ver
una brillante hoguera, pues sí, aquella voz pertenecía a uno de los seres más antiguos
sobre la tierra, el fuego, que como un querido abuelo escuchó todo lo que tuvieran para
contarle, las alegrías de este tiempo así como sus más grandes temores, y así en este
luminoso y cálido encuentro les regaló la solución, en ese momento ingresó la lechuza
con cuatro ramas de roble entre sus garras y las depositó en el suelo.
Tomen una cada uno_dijo_ y lleven un poco de mí a sus pueblos, enciendan conmigo una
fogata e inviten a todos a acercarse y contarme sus temores y anhelos, yo calentaré sus
corazones y les recordaré su valentía. Al atardecer, todos y cada uno desde sus lugares
me transportarán nuevamente hacia el bosque de mil colores, no teman a la niebla,
conmigo están a salvo, y formarán una nueva gran fogata entre todos, mientras me
enciendan me contarán ahora de sus sueños y de aquello con lo que fueron felices en
este tiempo.
Así fue, como cuenta esta historia, que todo sucedió
y regresaron todos al bosque
y encendieron juntos la gran fogata
y le cantaron al fuego sus sueños y alegrías
y el calor y las chispas comenzaron a elevar la niebla como nube
que al llegar alto al cielo se esparció en dulce y tenue lluvia
que regó a todos y al bosque
donde nacieron ahora nuevos colores
y todos pudieron volver una vez más a todas las direcciones
y los más pequeños poder descubrir y explorar
este bosque del que ahora brotaron
nuevos miles de colores.

Cuento creado para mis queridos niños y niñas de 3er año.
Andrea Guerrero

Post by Colegio Waldorf

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